Mus – La vida
Encontrar un disco como éste hoy en día es un lujo que no podemos pasar por alto. La dedicación que se siente en su música, sus letras y en su diseño difícilmente se encuentra en el panorama musical. Hoy casi nos basta con encontrar un par de canciones buenas en cualquier lp para contentarnos y decir que se trata de un gran disco. Y en realidad la mayoría de ellos serán olvidados antes de acabar el año y raramente aguantarán un par de discos más en el mercado. Mus es una banda de larga distancia, y lo que les importa es el recorrido y no la meta. Desde su primer ep, Pigaz, que les presentaba como grupo electrónico y donde ya comenzaron a usar textos tradicionales asturianos, quizás sea lo más característico de su obra, pasando por Fai, su primer disco, en el que se dejaban llevar por sonidos atmosféricos cercanos al ambient, El Naval, donde ya se percibe su paso hacia el folk y abandonan la electrónica, Divina Lluz y éste último, La Vida (2007), para mí su mejor trabajo; Mus ha demostrado una confianza en sí mismos abrumadora, una personalidad única y una artesanía y dedicación en cada trabajo exquisita.
Lo más notable de este disco es su estilo puramente folk, a veces muy americano, y minimalista (quizás se podría hablar de unos Mojave 3 a la asturiana) que casa perfectamente con unas letras a veces tradicionales como en Ánimas del Purgatoriu otras escritas por ellos. Los arreglos son más luminosos, destacando las guitarras acústicas, el melotrón y el uso del autoarpa por Fran Gayo, fantásticos y perfectos en cada canción las líneas de bajo y batería, sabiendo cuando callar, en qué momento entrar y la intensidad ajustada a cada detalle. Aparecen en algunos temas las bases electrónicas. Emerge sobre la base instrumental la embriagadora voz de Mónica Vacas más clara y definida que nunca, para mi gusto es el disco en el que mejor canta, también es el que tiene las mejores melodías vocales. Sus letras hablan, como siempre, sobre Asturias, ya sea sobre su identidad como en el tema la vida, tomado de un documental, sobre ese folclore profundo de almas perdidas, de luces y sombras: ‘aúlla un perro, madre, xunta la puerta; cuando amanezca’l día ya estaré muerta’, sobre la melancolía eterna del amor perdido y encontrado ‘el sueño no me alimenta, amante mío del alma, estoy durmiendo en la cama, y la pena me dispierta’, del miedo y la esperanza, como dice su título, de la vida. Y lejos de parecer pretencioso, este disco desprende humildad, artesanía, y genialidad, un disco que sin duda merece ser comprado. Dicen Mus en su myspace que han decidido tomarse un descanso, una mala noticia, ya que esperaba verlos en directo. Esperemos que vuelvan pronto.
Lo peor: la discográfica, no tienen video musical, la ignorancia de la gente y los medios sobre este grupo.
Encontrar un disco como éste hoy en día es un lujo que no podemos pasar por alto. La dedicación que se siente en su música, sus letras y en su diseño difícilmente se encuentra en el panorama musical. Hoy casi nos basta con encontrar un par de canciones buenas en cualquier lp para contentarnos y decir que se trata de un gran disco. Y en realidad la mayoría de ellos serán olvidados antes de acabar el año y raramente aguantarán un par de discos más en el mercado. Mus es una banda de larga distancia, y lo que les importa es el recorrido y no la meta. Desde su primer ep, Pigaz, que les presentaba como grupo electrónico y donde ya comenzaron a usar textos tradicionales asturianos, quizás sea lo más característico de su obra, pasando por Fai, su primer disco, en el que se dejaban llevar por sonidos atmosféricos cercanos al ambient, El Naval, donde ya se percibe su paso hacia el folk y abandonan la electrónica, Divina Lluz y éste último, La Vida (2007), para mí su mejor trabajo; Mus ha demostrado una confianza en sí mismos abrumadora, una personalidad única y una artesanía y dedicación en cada trabajo exquisita.
Lo más notable de este disco es su estilo puramente folk, a veces muy americano, y minimalista (quizás se podría hablar de unos Mojave 3 a la asturiana) que casa perfectamente con unas letras a veces tradicionales como en Ánimas del Purgatoriu otras escritas por ellos. Los arreglos son más luminosos, destacando las guitarras acústicas, el melotrón y el uso del autoarpa por Fran Gayo, fantásticos y perfectos en cada canción las líneas de bajo y batería, sabiendo cuando callar, en qué momento entrar y la intensidad ajustada a cada detalle. Aparecen en algunos temas las bases electrónicas. Emerge sobre la base instrumental la embriagadora voz de Mónica Vacas más clara y definida que nunca, para mi gusto es el disco en el que mejor canta, también es el que tiene las mejores melodías vocales. Sus letras hablan, como siempre, sobre Asturias, ya sea sobre su identidad como en el tema la vida, tomado de un documental, sobre ese folclore profundo de almas perdidas, de luces y sombras: ‘aúlla un perro, madre, xunta la puerta; cuando amanezca’l día ya estaré muerta’, sobre la melancolía eterna del amor perdido y encontrado ‘el sueño no me alimenta, amante mío del alma, estoy durmiendo en la cama, y la pena me dispierta’, del miedo y la esperanza, como dice su título, de la vida. Y lejos de parecer pretencioso, este disco desprende humildad, artesanía, y genialidad, un disco que sin duda merece ser comprado. Dicen Mus en su myspace que han decidido tomarse un descanso, una mala noticia, ya que esperaba verlos en directo. Esperemos que vuelvan pronto.
Por Santeuil
Lo mejor: todoLo peor: la discográfica, no tienen video musical, la ignorancia de la gente y los medios sobre este grupo.
1 comentario:
ya te había oído alguna vez hablar sobre este disco durante este año pero después de esta crítica, TENGO QUE ESCUCHARLO...
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