Manic Street Preachers – Send away the tigers
Y en aquellos tiempos, cuando nuestra mayor preocupación era tener la posibilidad de ir a aquellos conciertos, todo nos parecía lo peor; no imaginábamos entonces que lo peor estaba aún por llegar…
Cuando comenté con algunos dustinianos mi intención de hablar sobre el último disco de Manic Street Preachers me dijeron algo así como “¿Pero te ha gustado? Porque eres capaz de sacar lo que sea para ponerlo bien y todo”… pues algo así, sí.
A la primera escucha este disco no te llama especialmente la atención. Lo reconoces como lo que es, un disco de los Manics, y lo dejas ahí, como escucha secundaria de fondo, sin darle muchas más oportunidades. Y confieso que eso fue también lo que me pasó a mí. Pero como les tengo cierto cariño por cosas que pasan en la vida, les di otra oportunidad.
Una, que a veces se deja picar por la pesca de altura, esa que consiste en poner cebos comerciales para que los discos se vendan, también me acerqué a este trabajo por en cebo de Nina Persson, vocalista de The Cardigans, que pone su voz en el primer single, ‘Your love alone’; y la verdad es que el resultado es correcto, no para tirar cohetes vaya, pero correcto. Y así resulta el disco, es un disco correcto de los Manics. No pasará a la historia del grupo, ni la historia del pop británico, ni a la historia musical de 2007, pero es correcto.
Para mí, y con esto no quiero pecar de demagogia (pero en un discurso oral mi contundencia convencería a cualquiera), el lado positivo de Send away the tigers es que es un disco de los Manics, ni más ni menos. No te queda la menor duda de que son ellos porque, con el paso del tiempo, no han cedido ni un ápice en las señas de identidad de la casa. La estructura de las canciones, mezcla de interludios de medio tiempo y solos de guitarra y contundencia en los estribillos, y por supuesto la forma de cantar de James Dean Bradfield. Así que en el lado positivo de la balanza pongamos su autenticidad, algo que, en los tiempos que corren en el mundo de la música, y especialmente en el mercado británico, no está precisamente a la orden del día.
Pero claro, llega la hora de profundizar un poco más en el último trabajo de los galeses y empiezan las flaquezas. En sus canciones pretenden seguir siendo los predicadores de siempre, lanzando consignas a los jóvenes y a su forma de vivir en sociedad, pero en mi opinión las letras tienden demasiado a la repetición fácil de frases sencillas, algo que siempre han hecho pero que ahora suenan más a relleno que a un modo de reforzar los mensajes. En cuanto a los riffs de guitarra, me suenan demasiado macarras, para entendernos, a medio camino entre los Manics de Everything must go, y un mal intento de heavy comercial.
Manic Street Preacher han sido uno de esos grupos de background que siempre ha estado ahí, para completar con éxito el cartel de un festival, para que algún tema suyo aparezca en el disco recopilatorio que le grabas a un amigo, para hablar de la leyenda del misteriosamente desaparecido Richey James. Pero tampoco conozco a nadie que les nombre como su grupo favorito, o algún disco suyo como imprescindible en su vida. Sin embargo, si no estuvieran ahí, les echaríamos de menos.
‘Your love alone’, con el añadido de ver a Nina
‘Motorcycle Emptyness’ porque los Manics son los Manics
Y en aquellos tiempos, cuando nuestra mayor preocupación era tener la posibilidad de ir a aquellos conciertos, todo nos parecía lo peor; no imaginábamos entonces que lo peor estaba aún por llegar…
Cuando comenté con algunos dustinianos mi intención de hablar sobre el último disco de Manic Street Preachers me dijeron algo así como “¿Pero te ha gustado? Porque eres capaz de sacar lo que sea para ponerlo bien y todo”… pues algo así, sí.
A la primera escucha este disco no te llama especialmente la atención. Lo reconoces como lo que es, un disco de los Manics, y lo dejas ahí, como escucha secundaria de fondo, sin darle muchas más oportunidades. Y confieso que eso fue también lo que me pasó a mí. Pero como les tengo cierto cariño por cosas que pasan en la vida, les di otra oportunidad.
Una, que a veces se deja picar por la pesca de altura, esa que consiste en poner cebos comerciales para que los discos se vendan, también me acerqué a este trabajo por en cebo de Nina Persson, vocalista de The Cardigans, que pone su voz en el primer single, ‘Your love alone’; y la verdad es que el resultado es correcto, no para tirar cohetes vaya, pero correcto. Y así resulta el disco, es un disco correcto de los Manics. No pasará a la historia del grupo, ni la historia del pop británico, ni a la historia musical de 2007, pero es correcto.
Para mí, y con esto no quiero pecar de demagogia (pero en un discurso oral mi contundencia convencería a cualquiera), el lado positivo de Send away the tigers es que es un disco de los Manics, ni más ni menos. No te queda la menor duda de que son ellos porque, con el paso del tiempo, no han cedido ni un ápice en las señas de identidad de la casa. La estructura de las canciones, mezcla de interludios de medio tiempo y solos de guitarra y contundencia en los estribillos, y por supuesto la forma de cantar de James Dean Bradfield. Así que en el lado positivo de la balanza pongamos su autenticidad, algo que, en los tiempos que corren en el mundo de la música, y especialmente en el mercado británico, no está precisamente a la orden del día.
Pero claro, llega la hora de profundizar un poco más en el último trabajo de los galeses y empiezan las flaquezas. En sus canciones pretenden seguir siendo los predicadores de siempre, lanzando consignas a los jóvenes y a su forma de vivir en sociedad, pero en mi opinión las letras tienden demasiado a la repetición fácil de frases sencillas, algo que siempre han hecho pero que ahora suenan más a relleno que a un modo de reforzar los mensajes. En cuanto a los riffs de guitarra, me suenan demasiado macarras, para entendernos, a medio camino entre los Manics de Everything must go, y un mal intento de heavy comercial.
Manic Street Preacher han sido uno de esos grupos de background que siempre ha estado ahí, para completar con éxito el cartel de un festival, para que algún tema suyo aparezca en el disco recopilatorio que le grabas a un amigo, para hablar de la leyenda del misteriosamente desaparecido Richey James. Pero tampoco conozco a nadie que les nombre como su grupo favorito, o algún disco suyo como imprescindible en su vida. Sin embargo, si no estuvieran ahí, les echaríamos de menos.
Por Rose
‘Your love alone’, con el añadido de ver a Nina
‘Motorcycle Emptyness’ porque los Manics son los Manics
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