En NORTHANGER ABBEY, uno de los maravillosos libros de la eterna Jane Austen, la protagonista (la impetuosa, entrañable y un poco lesbiana Catherine) es una fan absoluta de las novelas góticas. Cuando es invitada por una familia tan gótica y tan oscura como sus fantasías a pasar unos días en la hacienda que da título al libro, ella fantasea conque el sitio al que la llevan sea la viva imagen de las obras de ficción que se pasa todo el día leyendo. En su imaginación, dentro de esos muros la esperan todo tipo de romances, fantasmas, asesinatos, locuras, vampiros y demonios (vamos, un cruce de Jane Eyre con la familia Adams). Lógicamente, con el listón de fantasías tan alto, lo que allí acaba encontrando supone una decepción absoluta.
Pues yo también había anticipado todo tipo de esperanzas en este disco de la Scarlet Johansson. Y no porque piense que la mujer vale su peso en oro. De hecho, no me parece ni buena actriz. Lo que sí tiene es una suerte que ni ese miembro de los X-Men llamado Longshot que podía alterar la suerte de las personas (incluída la suya propia, lo que suponía la única bocanada de energía positiva entre tanto personaje depresivo que componía la patrulla X), aparte de intuir perfectamente con quién se tiene que acabar juntando (cual protagonista de cualquier obra de Jane Austen). Y es que no todas las americanas saben, por ejemplo, lo que vale Woody Allen. Y ella, sin embargo, sí se lo huele, a pesar de que su talento sea más merecedor de una Dalía Negra que de un Matchpoint.
El caso es que para este disco se ha juntado con dos indiscutibles dioses del Olimpo: Tom Waits y David Bowie. De ahí que hubiera puesto todas mis esperanzas y, al contrario que Catherine (la prota de Northanger Abbey), sí que me he encontrado con una casa llena de canciones oscuras, fantasmales, terroríficas, recomendables y maravillosas. Y aún así sigo pensando que el mérito no es suyo; Simplemente le ha robado el fuego a los dioses, como hizo Prometeo.
Para ver el vídeo (indie a no poder más) del primer single, pulsa aquí. Ni el sonido ni la imagen son muy buenos, pero más o menos se pueden apreciar los coros de Bowie.
Lo mejor: El tema Fannin Street
Lo peor: Esa portada que, aunque me encanta, no me deja de recordar a La oreja de Van Gogh
- José M. Pozo