Hercules and love affair - Hercules and love affair
La música de baile está muy viva últimamente. La electrónica ha sido el género de nuestra generación, eso está claro. Los djs se han convertido en cabezas de cartel de festivales, se han convertido en los productores que han lanzado jitazos por doquier, se han convertido en los auténticos termómetros de las tendencias. Todo era nuevo y excitante. Pero con el paso del tiempo todo se convierte en cíclico y la electrónica está ya viviendo sus propios revivals. Ahora vuelve a ser importante hacerte bailar y sonreir. Ya hemos superado la etapa de narcisismo del jander por el jander sin más propósito que demostrar quién es el más jander de todos. Ahora los fenómenos de música electrónica que están de moda, los que llegan a más gente y más rápido, son los que muestran sin complejos que se puede mover el esqueleto haciendo música como se lleva haciendo toda la vida. Sí señor, el pop al servicio de la pista de baile. Porque es el pop lo que nos hace universales, y lo que, en mi humilde criterio, hace que podamos pasarlo igual de bien con Hot Chip que con Kylie Minogue (que se ha sacado de la manga un par de singles, oigan, que no tienen desperdicio). Oye, que bailar es muy, pero que muy sano.
Vamos a lo que vamos, que llevo mucho tiempo sin escribir y se me acumulan las ideas. Y en esta tarde de recogimiento y sentimiento cofrade yo de lo que quería hablar es del nuevo pelotazo para las pistas de baile, el disco de debut de Hercules and Love Affair. El homónimo trabajo del grupo no es más que la materialización del proyecto de Andrew Butler, (sí, DJ) que ha puesto en la coctelera de su ordenador, o su mesa de mezcla, o lo que quiera que use para hacer canciones, ingredientes de todas las épocas doradas de la música de baile. No sólo de los ochenta, que es el revival vigente, (con sus pequeños momentos a medio camino entre el jazz y el post-industrialismo de Iris, por ejemplo), sino de la música disco, el sexy y bailable funk setentero (Hercules' theme, segundo y contagiosamente bailable segundo corte del álbum. Y house, y tecno del de toda la vida. Y mucho mucho más. La mezcla, no me negareis, resulta, cuanto menos interesante. Y eso que todavía no he hablado de Antony... Antony Hegarty... Sí, el de “yo y los Johnsons”, que está ahí en plena pugna con Timbaland a ver si es el fenómeno musical que más colaboraciones aglutina (aunque creo que no va ganando). La cuestión es que a mi Antoñito me gana con lo que haga, para qué nos vamos a engañar. Sin llegar a volverme loca consigue que le preste la suficiente atención como para reconocer que es una de las figuras más relevantes en el panorama musical en lo que llevamos de década. Y sí, hay que reconocer que cuando aparece poniendo voz a algunos temas del discos, éstos se convierten, de manera automática, en los más destacados. Desde el contundente primer single Blind, a mis dos favoritas, Raise me up (que hace eso, levantarte cuando ya te estabas aburriendo), y Time Will, el tema encargado de abrir el disco. Yo os propongo un escucha sin complejos, como se muestran los participantes en este proyecto, porque bien merece más de una oportunidad. Es cierto que después irá perdiendo fuelle y nos quedaremos con Blind y un par de temas más que esperar poder bailar cada fin de semana.
Vamos a lo que vamos, que llevo mucho tiempo sin escribir y se me acumulan las ideas. Y en esta tarde de recogimiento y sentimiento cofrade yo de lo que quería hablar es del nuevo pelotazo para las pistas de baile, el disco de debut de Hercules and Love Affair. El homónimo trabajo del grupo no es más que la materialización del proyecto de Andrew Butler, (sí, DJ) que ha puesto en la coctelera de su ordenador, o su mesa de mezcla, o lo que quiera que use para hacer canciones, ingredientes de todas las épocas doradas de la música de baile. No sólo de los ochenta, que es el revival vigente, (con sus pequeños momentos a medio camino entre el jazz y el post-industrialismo de Iris, por ejemplo), sino de la música disco, el sexy y bailable funk setentero (Hercules' theme, segundo y contagiosamente bailable segundo corte del álbum. Y house, y tecno del de toda la vida. Y mucho mucho más. La mezcla, no me negareis, resulta, cuanto menos interesante. Y eso que todavía no he hablado de Antony... Antony Hegarty... Sí, el de “yo y los Johnsons”, que está ahí en plena pugna con Timbaland a ver si es el fenómeno musical que más colaboraciones aglutina (aunque creo que no va ganando). La cuestión es que a mi Antoñito me gana con lo que haga, para qué nos vamos a engañar. Sin llegar a volverme loca consigue que le preste la suficiente atención como para reconocer que es una de las figuras más relevantes en el panorama musical en lo que llevamos de década. Y sí, hay que reconocer que cuando aparece poniendo voz a algunos temas del discos, éstos se convierten, de manera automática, en los más destacados. Desde el contundente primer single Blind, a mis dos favoritas, Raise me up (que hace eso, levantarte cuando ya te estabas aburriendo), y Time Will, el tema encargado de abrir el disco. Yo os propongo un escucha sin complejos, como se muestran los participantes en este proyecto, porque bien merece más de una oportunidad. Es cierto que después irá perdiendo fuelle y nos quedaremos con Blind y un par de temas más que esperar poder bailar cada fin de semana.
por Rose
http://www.youtube.com/watch?v=gMZ4F0YirL4 http://www.youtube.com/watch?v=Fb8S51M2GAc http://www.myspace.com/herculesandloveaffair
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