Alexandre Desplat, Lust Caution Soundtrack
Alexandre Desplat es un compositor francés del que yo recuerdo, al menos, dos joyas absolutas: las bandas sonoras de El velo pintado y Birth. De hecho, yo me enamoré de Desplat viendo la de Birth, una película que arrancaba como un episodio de Dos metros bajo tierra (O sea, con una muerte inesperada). La música que acompañaba ese paso a la otra vida era lo más emocionante que había escuchado en mucho tiempo. Rápidamente me quedé con el nombre, pero no volví a encontrármelo hasta que vi El velo pintado, otra joya de Desplat plagada de partes impresionantes como correazos. Y con correazos ha vuelto en Deseo Peligro (y digo lo de los correazos por cierta escena de la última peli de Ang Lee).
Entre sus vírgenes, Desplat ha situado en más de una entrevista a Williams, Thomas Newman, Zimmer o Newton Howard. Y efectivamente ha absorvido las influencias de estos cual si fuera un pararrayos y los ha proyectados sobre sus propias creaciones, reinterpretándolos y rociándolos de toques originales, pero sin disimular ninguna influencia (y no sólo la de estos, sino la de tantas otras bandas sonoras americanas clásicas con las que probablemente ha crecido). En esto se aparta completamente de mis tres compositores favoritos: Badalamenti, Glass y, sobre todo, Nyman. Al contrario que ellos, no parte de una base muy personal y reconocible que adapta luego a las películas, sino que agarra lo del vecino y lo adapta a sí mismo. Dicho así parece que lo estoy poniendo a caer de un burro. Pero para nada.
La BSO de Lust (que sin ser tan buena como la de Birth o la del Velo pintado, merece ser escuchada independientemente de la peli) es, al igual que la cinta, sexy y oscura, pasando por todas las fases (a cual más tensa) que va recorriendo la confundida protagonista de la historia. El álbum contiene mucho lamento de violín y mucha música de suspense; Todo muy típico, muy visto, pero igualmente hechizante.
Punto aparte merece la película en sí, estrenada el pasado diciembre. El reputado Ang Lee ha vuelto a rodar Brokeback Mountain pero utilizando chinos en lugar de cowboys, y el resultado es igualmente espectacular (Si no mejor aún). El subtítulo de la película podría haber sido el mismo que aquella famosa peli de Demi Moore (Disclosure): SEXO ES PODER. Es con sexo como la mantis religiosa de la peli se acerca a su víctima y es con sexo como la víctima va escalando posiciones. Y cuando este sexo viene ilustrado con la inquietante música de Desplat, rápidamente intuímos de que el sexo no es sólo poder sino también una guillotina por la que rodarán cabezas.
Alexandre Desplat es un compositor francés del que yo recuerdo, al menos, dos joyas absolutas: las bandas sonoras de El velo pintado y Birth. De hecho, yo me enamoré de Desplat viendo la de Birth, una película que arrancaba como un episodio de Dos metros bajo tierra (O sea, con una muerte inesperada). La música que acompañaba ese paso a la otra vida era lo más emocionante que había escuchado en mucho tiempo. Rápidamente me quedé con el nombre, pero no volví a encontrármelo hasta que vi El velo pintado, otra joya de Desplat plagada de partes impresionantes como correazos. Y con correazos ha vuelto en Deseo Peligro (y digo lo de los correazos por cierta escena de la última peli de Ang Lee).
Entre sus vírgenes, Desplat ha situado en más de una entrevista a Williams, Thomas Newman, Zimmer o Newton Howard. Y efectivamente ha absorvido las influencias de estos cual si fuera un pararrayos y los ha proyectados sobre sus propias creaciones, reinterpretándolos y rociándolos de toques originales, pero sin disimular ninguna influencia (y no sólo la de estos, sino la de tantas otras bandas sonoras americanas clásicas con las que probablemente ha crecido). En esto se aparta completamente de mis tres compositores favoritos: Badalamenti, Glass y, sobre todo, Nyman. Al contrario que ellos, no parte de una base muy personal y reconocible que adapta luego a las películas, sino que agarra lo del vecino y lo adapta a sí mismo. Dicho así parece que lo estoy poniendo a caer de un burro. Pero para nada.
La BSO de Lust (que sin ser tan buena como la de Birth o la del Velo pintado, merece ser escuchada independientemente de la peli) es, al igual que la cinta, sexy y oscura, pasando por todas las fases (a cual más tensa) que va recorriendo la confundida protagonista de la historia. El álbum contiene mucho lamento de violín y mucha música de suspense; Todo muy típico, muy visto, pero igualmente hechizante.
Punto aparte merece la película en sí, estrenada el pasado diciembre. El reputado Ang Lee ha vuelto a rodar Brokeback Mountain pero utilizando chinos en lugar de cowboys, y el resultado es igualmente espectacular (Si no mejor aún). El subtítulo de la película podría haber sido el mismo que aquella famosa peli de Demi Moore (Disclosure): SEXO ES PODER. Es con sexo como la mantis religiosa de la peli se acerca a su víctima y es con sexo como la víctima va escalando posiciones. Y cuando este sexo viene ilustrado con la inquietante música de Desplat, rápidamente intuímos de que el sexo no es sólo poder sino también una guillotina por la que rodarán cabezas.
- Por José Manuel Pozo
Lo peor: El corte número 4 (el único que no está escrito por Desplat): Intermezzo in a Major de Brahms. Una pieza romántica que sirve de contrapunto al resto del disco.
2 comentarios:
a mí me apasiona esta peli, me dejó totalmente noqueado ese final. un beso!
Te recuerdo que nada de "Deseo-Peligro". La peli se llama "Lujuria-Precaución".
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