jueves, 10 de enero de 2008

Trovador a lo sueco


"Una vez le preguntaron a un viejo predicador laestadiano cómo describiría la fe viva. Meditó durante un buen rato y luego contestó pensativo que era como pasar toda la vida subiendo por una pendiente". (Mikael Niemi, Un rock and roll en el Ártico).

Yo conocí al señor Lekman cuando apenas comenzaba a adentrarme en los entresijos de la cultura musical nórdica, de la que sólo soy una aprendiz todavía pero que cada vez me engancha más. La recopilación de viejos temas sólo editados en Suecia y sus anteriores EPs, Oh you’re so silent Jens, me descubrió a un artista que aunaba en sí mismo reminiscencias de todo el crisol de referencias pop que había en mi bagaje particular (y en el de muchos de mi generación). La trágica melancolía de Morrissey, la cotidianidad en el amor de Belle and Sebastian, la forma de construir canciones a partir de mil y una capas de sonidos, instrumentos y arreglos de Stephen Merrit,… Todo eso para terminar creando un estilo propio, parecido a muchas cosas pero sin comparación porque cada uno encuentra en la música de Lekman lo que quiere.

Night falls over Kortedala, su regreso en 2007, ha pasado más desapercibido de lo que merece y en realidad lo entiendo porque, a la primera escucha (y puede que a la segunda) no entiendes muy bien qué pretende o hacia donde quiere conducirnos, puede resultar incluso demasiado naive, demasiado barroco a ratos. Sin embargo, merece dedicarle más de dos y tres escuchas, merece que te despojes de prejuicios, y te sumerjas de lleno en sus historias y sus matices.

Para empezar, la portada. Aparece cortándose el pelo, una imagen inspirada por su peluquera habitual, una inmigrante cuya experiencia también ha servido para construir algunas de las historias del disco. Por mencionar apenas algunos de los detalles que merecen la pena, destacaría la épica orquestal que abre el disco, And I Remember Every Kiss, The Opposite of Hallelujah, mi favorita (con una letra minimal pero contundente: But sister, it's the opposite of hallelujah, it's the opposite of being you, you don't know cause it just passes right through you, you don't know what I'm going through), la surrealista carta a su amiga Nina, que es lesbiana pero que fingen ser pareja para que su familia no se entere, esa base que tiende a lo más latino más hortera o la brillante lambada en Into eternity, o el sonido teen americano de los cincuenta en Friday night at the drive-in bingo, el brillante cierre del disco. Venga, déjate llevar, que seguro que termina dibujando una sonrisa en tu cara.

Jens Lekman pertenece a esa nueva generación de crooners de pop, como lo que hace Rufus pero con menos pose, que además de mirarse en Sinatra lo hace en trovadores sin complejos como Jonathan Richman. Y además, es tan adorable.

Por Rose

Lo mejor: Además de los temazos a los que he hecho referencia, me gusta la amable que resulta la escucha del disco en general, como llega a meterse en tu vida casi sin darte cuenta.

Lo peor: Pienso que es un estilo del que no se debe abusar para no terminar saturado de almíbar, que es lo que a muchos les pasa.


Mi canción favorita del disco en una actuación para la tele sueca

Mi canción favorita antigua del muchachito, precioso vídeo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

hagan caso a rose que jens es una maravilla!!!

Anónimo dijo...

Pues sí, me han encantado las dos canciones que rose ha subido a vuestro blog. Me bajaré el disquito para escucharlo más a fondo. especialmente me ha gustado la de "My sister". El videoclip de la otra canción es precioso y la portada del cd me encanta!!!